domingo, 17 de octubre de 2010

Por San Juan


De los cuatro elementos del pensamiento clásico, quizás sea el fuego el que más ha impulsado el avance evolutivo y de adaptación al medio de la especie humana. Para nuestros ancestros fue sin duda una envidiable herramienta de supervivencia y, a la vez, de dominio y transformación del entorno y los seres vivos. Mientras que al resto de los animales les produce temor, el fuego tiene algo que a lo seres humanos nos fascina. Es mágico, atractivo, hipnótico. Por el fuego se levantaron civilizaciones y se destruyeron otras. En torno al fuego nos hemos contado historias, hemos creado ritos y creencias, desarrollamos la industria, nos hemos amado..., y nos hemos aniquilado. En la noche de San Juan, en el solsticio de verano, la fascinación por el fuego se hace notoria y las hogueras se encienden por doquier. Es nuestra memoria racial que, desde lo más profundo, sigue admirando y venerando el dorado elemento que nos ayudó a ser lo que hoy somos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tato Vik, aquí estoy de nuevo disfrutando de tu arte. Que tienes "musho pero que musho, mi arma". Este fuego incita a la danza compartida.

Rous