jueves, 28 de octubre de 2010

¿ Foto, señor?


El aspecto que motiva y transmite la mayor parte de las sensaciones íntimas en el viajero son, para mí, las personas. Y dentro de ellas, muy especialmente, los niños. Sacsayhuaman, en los alrededores del Cusco, la capital histórica del Perú, es famosa por sus ciclópeos restos arquitéctónicos incas, muestra de un glorioso pasado que sólo la lejana historia documentada que nos ha podido llegar, y las siempre arriesgadas teorías arqueológicas, pueden acaso plantear e intentar comprender; no siempre con éxito y siempre con polémicas y posturas enfrentadas. De forma habitual, el contacto directo con los restos de las civilizaciones del mundo antiguo producen en el viajero sensaciones y conclusiones propias, a menudo muy diferentes de las intepretaciones oficiales.

Pero la imagen que me quedó grabada con más intensidad, al igual que en otras muchas etapas del camino, fueron los niños. Nos salían al paso, con la lección bien aprendida para relatarla al extraño que, en el colmo de la buena suerte, podría darles una moneda. Nuestro acento nos delata enseguida y los pequeños inician la conquista: ¿ Foto, señor? Sólo un euro. Nos ofrecen sus pequeños y dóciles animales y nos animan a registrarlos con las cámaras. Nos enumeran las principales alineaciones futbolísticas españolas, los nombres de los reyes de España e incluso algunos conocidos monumentos. Nos preguntan si somos catalanes o madrileños, si estamos casados o no, si tenemos hijos y cómo se llaman y nos van acompañando un buen trecho con su animada charla.

Al final, regresan a sus sitios de espera y al nuevo visitante a quien ofrecer su pequeña compañía, su conversación aprendida y sus animales. Acaso, con un poco de suerte, podrán llevar algunas monedas a casa al final de la jornada.

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