lunes, 18 de octubre de 2010

¡Sed!




Merzouga, Marruecos, casi en la frontera con Argelia. El Sahara es un padre severo y muy exigente con sus hijos, sean éstos de la especie que sean. A veces podría decirse hasta que es un padre cruel. Al margen de ciertas precipitaciones localizadas, la media anual sólo se contabiliza en unos pocos mm. y nada, salvo los restos fósiles que se encuentran por doquier, pueden hacer sospechar siquiera su antiguo esplendor de Gran Húmedo cuando, hace unos 10.000 años, estrenando el período Neolítico, el Sahara llegó a ser un auténtico paraíso tropical plagado de vida. La evolución del planeta, la formación de cordilleras y los vientos, especialmente los Alisios, han sido los grandes forjadores de los desiertos actuales aunque, por el carácter cíclico de los cambios terrestres, donde hubo una selva tropical puede volver a haberla. La edad del planeta Tierra se mide en miles de millones de años y, para esta magnitud de vértigo, hablar de 10.000 años es apenas hablar de menos que un instante. Es posible que dentro de poco, geológicamente hablando, el padre Sahara vuelva a ser lo que hace poco fue: una gigantesca fuente de vida y refugio para todos sus hijos.

2 comentarios:

Ernesto dijo...

Estimado Vik, grandes fotos por un lado sed y por otro la sensación de amplitud de infinito. En fin creo que es más interesante comentar lo que se quiere contar con una toma fotográfica que la técnica de exposición. Me gustan estas fotos. Ernesto

Víctor Fernández dijo...

Hola Ernest, muchas gracias por tu comentario. Me interesa no obstante que me ocmentes sobre la exposición, pues me parece entender que no sería la adecuada ;-))).

Abrazote, maestro.